(Como sabéis estoy pasando a este soporte todas las historias de arte que he escrito para el calendario de Contraplano. Esta entrada complementa la anterior de Frans Hals y corresponde al mes de marzo 2010.)
El tema del mes es EL SABER y para ello he buscado uno de los retratos más hermosos creado por uno de los retratistas más precisos y preciosos de la historia, HANS HOLBEIN EL JOVEN.
Un comerciante rodeado de todo el saber de su época.
La cita del fondo del escritorio es de ARTHUR T. GORDON y la hace sobre el talento curioso y sorprendente del que crea para superar los límites del hoy… es el que asegura los logros del mañana. El fondo de escritorio quedó así:
Nuestro Hans Holbein el Joven fue naturalmente llamado así por ser hijo de Hans Holbein el Viejo, otro excelente pintor. El ambiente del hogar de Hansito (Supongo que le hablarían así en diminutivo cariñoso: ¡Hansito, deja quieto al gato o te vas a enterar!) debía ser absolutamente flipante. Era sobrino de Sigmund Holbein, otro pintor y su hermano Ambrosio Holbein pintaba también de muerte.
O sea, que nuestro artista nació en un ambiente que si no sale buen pintor es para matarlo. No cabe mejor casa para estar al loro de todos los avances sociales que el arte de la época convocaba a su alrededor.
NO TE MOSQUEES, porfa…
Cuando hablamos de los recursos ópticos, como los secretos de la profesión de los artistas, mucha gente se mosquea. Como si perdieran valor los cuadros pintados así. Los magníficos retratos de nuestro Holbein son deudores de la lupa que proporciona el espejo cóncavo, que junto a la lente, sirvieron de apoyo para interpretar la realidad con los pinceles.
Tan real llegó a ser el sistema que las bodas palaciegas que se concertaban a distancia y con niños, comunicaban el aspecto por medio de estos retratos.
Holbein el Joven era el más apreciado de todos y es fácil de entender mirando el retrato de hoy. Es difícil concebir algo más bello, sereno y perfecto. Todo lo que conocemos del mundo de Enrique VIII se debe a sus retratos.
NI RASTRO, NI UNA PALABRA, NI UNA PISTA…
Estas técnicas, inexplicablemente, desaparecieron de manera misteriosa aunque convivieron con la fotografía durante un tiempo. Y ahora, cuando los estudiosos las muestran, provocan sorpresa y en algunos casos rechazo. La sociedad Art Renewal Center de Estados Unidos abomina de esta explicación y la niega de manera militante, como si de un ataque al arte se tratara, valorando entre sus artistas el regreso al simbolismo, el realismo e incluso el hiperrealismo dentro de un academicismo preciosista.
Todos sabemos de la cámara oscura de CANALETTO y GUARDI, que y no nos crea problema de valoración el arte inalcanzable de ambos venecianos sagrados. Pero nadie sabe nada de los espejos y las lentes. O de la máquina de puntos de la que hablaremos otro día.
Pero existieron y sin ellos no se explica lo que ocurrió en el arte.
ENTRE 1420 y 1430, ESO EXPLOTÓ EN EL NORTE DE EUROPA.
La gente apareció pintada con todas sus sombras, matices, venas y detalles tan reales que “estaban allí”… no eran interpretaciones “a ojo” sino “ellos mismos allí quietos”.
Y con sus mejores prendas. Absolutamente fotográficas.
Aquello era mágico.
Y desde el inicio de esta revolución, cuanto más difícil era el reto, más meritoria la obra. O sea que las alfombras más barrocas y retorcidas, con los dibujos más difíciles de reflejar además en perspectiva y profundidad, estaban en los mejores cuadros como retando al que mira.
ROBERT CAMPIN en 1430 ya pintó de manera totalmente realista el retrato del hombre del turbante rojo y Jan Van Eyck en 1436 ya utilizaba esta técnica vistiendo de pliegues increíbles a sus modelos.
Además, son ellos los primeros es introducir lentes y espejos en sus cuadros, como símbolos de modernidad, en las paredes y sobre las mesas.
Y es que antes no existían esas cosas.
En otro momento hablaremos de Campin, artista famoso en su momento, desaparecido de la historia, atribuido a otros pintores, reconocido con otros nombres y finalmente catalogado como un pintor imprescindible en la historia del arte. Sobre él se cimenta todo el andamiaje del retrato realista nórdico del que chuparon rueda todos los pintores cercanos y lejanos, coetáneos y posteriores. Tal vez él sea la madre del cordero de las lentes.
LOS MANTELES MISTERIOSOS
Parecerá tonto pero esta fiebre -la óptica para el realismo- se manifiesta fundamentalmente en los manteles de las mesas pintadas.
Hasta esa década, para dar la idea de profundidad se usaba la perspectiva de Alberti, con su punto de fuga… pero ahora resulta que las cosas tienen varios puntos de fuga que dan errores de perspectiva y de lógica a un tiempo, y sin embargo, más belleza y realismo. Curioso ¿Eh?
Los que antes manejaban las leyes de la perspectiva para hacer un trabajo “lógico”, paradójicamente, la falseaban para hacer un trabajo “real”. Imposible de hacer “a ojo”.
El detalle que hay al fondo de un retrato de Memling (muerto en 1490) ya muestra un mantel que inicia la serie que veremos en varios cuadros, y ya realizado con dos puntos de fuga. La parte delantera tiene uno más alto que la trasera. Memling es descendiente de la peña del espejo.
¿A SANTO DE QUÉ VIENE ESE ERROR?
Nuestro cuadro de hoy -RETRATO DEL MERCADER GEORG GISZE- se pintó en 1532 y ya tiene distorsiones raras.
Conforme avanza nuestra vista hacia las manos del modelo se va corrigiendo el punto de fuga creando una disfunción en la mesa que se disimula con el monedero de la derecha… pero este no tiene casi mesa debajo. Se debería de caer. Falta la esquina.
Y además el monedero se ve desde más alto.
¿Y…?
En 1543, Lorenzo Lotto también pone dos puntos de fuga distintos en el mantel, pero es más ingenioso… pinta lo que no se ve, el desenfoque. No se puede pintar de la realidad el desenfoque porque el ojo no lo puede percibir… enfoca aunque no quieras. Lo percibes desenfocado si está proyectado desenfocado, pero mirando la realidad “a pelo” no ves nada desenfocado. En los adornos del mantel, en la zona de disfunción de los dos puntos de fuga, aparece desenfocado el dibujo del mantel… Don Lorenzo pensó que nada de quitar esquinas. (Click! y míralo en grande)
¿Y ESO PASA POR…?
Muy sencillo.
Cuando se proyecta con un espejo cóncavo siempre da una zona enfocada de unos 30 centímetros. Nunca más.
Sea cual sea la dimensión del espejo cóncavo, de dos palmos o de siete metros, siempre enfoca 30 centímetros.
Para enfocar otra zona, se corrige moviendo la lente o el lienzo…y eso da un punto de fuga distinto.
Que se disimula con lo que se puede… todo es más perfecto al tiempo que más falso. Esto del arte es la leche!
Y eso hace que aparezca un arte de objetos quietos, frontales y montados como elementos distintos: los bodegones de los que ya hablaremos en su día. Pero fíjate que todos los instrumentos, colgantes y objetos que rodean a don Georg Gisze están vistos frontalmente y falseada su perspectiva. Los que no son vistas frontales, cantan en su perspectiva o son muy sencillos.
Los bodegones, hasta entonces detalles de conjuntos “más serios” tuvieron una eclosión de realismo y perfección cuando antes ni existían… porque están hechos con trozos de imagen siempre de 30 centímetros. Como un puzzle.
Pero eso es otra historia que será contada otro día, que diría Billy Wilder.
EL JUEGO DE LA CALAVERA
La joya de este arte del espejo y de la lente nos la da el propio Holbein en su gran doble retrato Los Embajadores. Échale un ojo, goza de este cuadro magistral y de la misma factura que el del escritorio con su alfombra y todos los objetos vistos frontales con perspectiva y profundidad falsas. Y ya que estás en ello, dime, ¿Qué es esa cosa flotante de color hueso que hay en el suelo, sobre la alfombra delante de ellos?
Después de este ejercicio es imposible negar la evidencia del uso de lentes por parte de estos genios. Es imposible hacer, si no es con lentes, ese chicle ahuesado y es imposible verlo sin lente (en su día habría colas para ver el experimento con aparato de lentes y reflejos). Yo lo he hecho con ordenador en este caso. Haz Click para ampliar.
Resulta innegable y no sólo por ese pequeño detalle… hay mil en las perspectivas de las cosas.
Y en las ropas, manteles y objetos cada vez más difíciles, sorprendentes y flipantes. Los artistas se mataban buscando cosas que NO COPIABAN A OJO y que impresionaban al personal porque prácticamente ESTABAN ALLÍ, con un realismo que no había en otro sitio (Ninguna fotografía para comparar).
¿MOLA, EH?
Busca MANTELES MISTERIOSOS que hay la tira en la historia del arte. Y cortinas, vestidos, utensilios y también CREATIVIDAD.
Y si no te convence esta historia, haz un seguimiento del propio HOLBEIN el JOVEN y verás la diferencia entre lo CREADO POR ÉL, irrepetible dibujante vertiginoso y creativo (Más rígido, tieso, artificioso, frío y con la perspectiva lógica de Alberti) y lo RETRATADO POR ÉL tan lleno de vida y realidad natural e ilógica.
Si coincide el tema, verás la diferencia.
Ya hablaremos de ello que estoy cansado.
Te dejo y agradezco visitas, comentarios y difusión de este blog.
Smuack!